Y la luz se hizo...

Tomada ya la decisión de volver al mundo del TBO, decidí, cosa rara en mi, ser relativamente metódico.
Explicación.
Confieros que, víctima del furor por volver a tener viñetas entre mis manos, lo primero que hice fué comprarme, via internet, la saga LA ERA DE APOCALIPSIS.
Sin saberlo fué una decisión acertada, pues era inmediatamente posterior a mi abandono de los mutantes...
Pero bueno, mis primeras nuevas adquisiones ya os las contaré en un post mas adelante.
La decisión que tomé ( me sorprendo a mi mismo, la verdad, por la de veces que uso la expresión "tomar una decisión", jejejeje), repito, pues fue revisarme tooooodas las colecciones para "ponerme al dia", por decir algo, porque mis ultimas noticias de los mutantes eran incluso anteriores a cuando Aznar nos parecia un tipejo que jamás podria ganar unas elecciones (sic).
Busqué, en una especie de cuarto de los trastos que tenemos en casa, las cajas en las que había guardado, per sécula seculorum.
Lo único que sabía es que.. eran dos.
Y, tras no pocos esfuerzos, pero esfuerzos físicos, eh, que no veais lo que tuve que mover, localicé las susodichas.
No me atrevía ni a abrirlas.
¿Estarian convertidas en un nido de pececillos de plata o seguirían siendo un nido de.. Slyzoides?.
¿Las habría calado la humedad?.
Mis temores eran fundadas, ya que el cuarto de los trastos del que os hablo, está en la bodega del pueblo.
Si, vale, vale, se que eso es como meter a alguien en un zulo, pero.. fuí debil, coño!!!.
Ante la extrañeza de mis seres mas queridos, a los que había dicho que era para ver los Tbos porque los quería vender, ya que explicarles que volvía a las andadas probablemente me hubiese supuesto el ser desheredado por transtorno mental grave, abría las solapas de cartón.
Y ALLÍ ESTABAN!!!!.
Fieles cual Penélope, inmutables al paso del tiempo, y sin mas daños que un poco de polvo en los bordes.... Uffff, que alivio, joder!!!.
Y, como buen coleccionista completista, fui sacándo los comics, boligrafo en mano y... anotando los que me faltaban.
Curiosamente, me acordaba de algunos de los números, me refiero a los que me faltaban, ¿curioso, no?.
Tratando de restaurar la dignidad mancillada, me faltó tiempo para comprar unas estanterías y devolver aquellas joyas a su anaquel.
Ahora, metódicamente, podía volver a repasar mi pasado para llegar al presente con un poco mas de conocimiento de causa.