Expocomic Saga. Libro 1. (o Vámonos a Madrid a eso-de-los-tebeos).

Cinco de la mañana, Oviedo, Asturias.
-¿Se nos olvida algo?.
-No, no, creo que está todo, pero vamos a repasar: mochila, lista de comics…mmmm, si, venga, está todo lo importante.
Dos minutos después, a la salida del garaje:
-Joder, da la vuelta que nos dejamos el mapa y la hoja de ruta.
-Bah, pa que la queremos, no puede ser tan difícil encontrarlo, ¿no?.

-Eso, ademas dicen que las obras de Madrid ya están casi terminadas (sig….).
Tras cuatro horas de viaje, llegamos a Madrid, o lo que queda de él.
Joder que cristo mas grande hay montado ahí. Para colmo, a las nueve de la mañana, el sol te pega justo en la cara, y no puedes mirar ni los letreros. Y encima, incomprensiblemente, lo primero que se ve al llegar a la M-50 no es un indicador con una flecha bien gorda que traiga: EXPOCOMIC 2005.
Eso si, aprovechamos para conocer el centro de la ciudad y zonas que no llevábamos en el planning (total, podíamos saltárnoslo, como lo habíamos dejado en la mesa del salón de casa…).

Debían de notar que eramos de fuera, pues el resto de conductores nos señalaban constantemente el camino hacia la Casa de Campo, curiosamente no con el dedo indice, si no con el corazón y de una forma insistente y apasionada. ¡Gracias!.
Por fin dejamos de estar lost y encontramos la susodicha Casa de Campo aparcando al lado del lago.
-Vamos a dejar el coche aquí, por si “donde-lo-de-los-tebeos” no hay sitio para aparcar, no sea que tengamos que dar más vueltas (de nuevo: sig…).
Vagabundeamos un rato por el lugar, ni un alma, si exceptuamos a los que hacían footing, pero no es el tipo de frikerio que buscamos. Son las 9.30 de la mañana y no vemos ninguno de los letreros (Expocomic con flecha gorda) que nos orientara un poquito. Ni siquiera vemos un letrero del “seis al revés con las cejas gordas”, lo cual ya hubiese sido bastante indicativo de que híbamos bien.
Al final, un grupo de adolescentes con mochila son nuestra salvación. Cual depravados de película americana de estudiantes , versión masacre grupal, los seguimos a cierta distancia, sintiéndonos culpables, pero, como buenos frikis, disfrutando la situación.
Hemos acertado: la alegre muchachada se dirige “hacia-lo-de-los tebeos”.
Son las 9.45, y en la cola hay unas cincuenta personas, parece que por fin hemos tenido suerte y vemos el primer cartel del evento, eso si, sin flecha gorda.

Primer shock para nuestras rústicas y provincianas almas: algunos ¿seres humanos? van disfrazados y todo. Esto promete.
La impaciencia me/ nos corroe: coño que tenemos ganas de entrar de una p*** vez!!!!. Y encima tenemos frio (que bien que nos llevamos las chaquetas más gordas, eh? . Por tercera vez: sig…).
A las 10.10 entramos en Expocomic.
Padezco, al ver lo que tengo delante de mi, lo que se conoce como Síndrome de Stendhall.



Continuará….