Tirao a la calle ( o Una tienda de comics verdaderamente bizarra)

Vuelvo por estos andurriales despues de una semanita de inactividad en cuanto a publicar post para deleitaros, como no, con una de mis aventuras cotidianas, que cada vez ya son menos por suerte, en pos de los tebeos que me faltan.
Esta que paso a relataros es, si acaso, la más barriobajera de todas ellas.
Hará cosa de un mes, despues de llegar a casa mi hermano del trabajo me comenta que, acababa de ver, pegada en los laterales de un taxi, la publicidad de una tienda en la que se vendían discos, cd´s, libros y comics de segunda mano.
Tienda que ninguno de los dos conocíamos, cosa rara en una ciudad tan pequeña como la nuestra.
Y, como tiempo es lo que sobra y por intentarlo que no quede, nos dirigimos allí casi al momento porque, entre otras cosas, la tienda estaba muy cerca, concretamente en uno de los locales de la estación de Renfe.
El nombre de dicho establecimiento: La Bomba Records.
Vaya, la cosa promete, estos deben de ser unos frikazos del nueve largo, comentamos los dos casi a la vez.
Y no sabiamos cuanto.
Entramos en la susodicha tienda y nos quedamos pasmados.
Os comento una breve descripción de la misma.
El local, estrecho y alargado, parecía una mezcla entre un top-manta y un puesto del mercadillo del cassette, de aquellos que hace años plagaban los rastros de las ciudades.
En un lado, los vídeos y dvd´s, con lo más florido de las programaciones dominicales de Antena 3.
Al otro, los cd´s, siendo una cosa por el estilo pero pasando al plano musical.
Joer, pues vaya decepción la nuestra. Esperábamos algo menos... corriente.
Pero en fin, lo que buscábamos eran los comics, así que nos dirigimos al fondo de la tienda, pasando entre al menos tres parroquianos que en aquel momento no llamaron nuestra atención ( lo que no ocurriría más tarde).
En el tema de tebeos, pues muy poquita cosa.
Cinco o seis cajas, todos mezclados sin ningun tipo de separación, cosa que no nos asustó demasiado pues daba pié a que practicásemos la segunda aficción probablemente más extendida entre los lectores de tebeos: REVOLVER ENTRE LA MERCANCÍA.

Fué allí, agachados en el suelo, pues las cajas estaban posadas en el piso, cuando nos percatamos del resto de clientes que había en ese momento.
Una frase en concreto nos hizo prestarles a toda nuestra atención en cuanto fué pronunciada, dirigiéndose al dependiente:
" ¿OYE, Y DE YUDASPRIS NO TIENES NADA? ".
Miramos de reojo y entonces si, entramos en el mundo bohemio de los heavys cuarentones y consumidores de substancias ( tranquilo, no es algo peyorativo, la única condición que yo no cumplo es la de cuarentón).
Apoyado y semitambaleante en una estanteria vimos al, probablemente, único amigo vivo de El Torere, aquel de Perros callejeros.
Pero otras palabras hicieron volver nuestra cabeza hacia un poco más allá.
" JODER, TIO, BUSCA ALGO DE MANOGUAR, QUE MOLA MÁS ".
¿Manoguar?. ¿He oido Manoguar?.
Poca atención le presté desde ese momento a los tebeos.
Aquellos dos personajes si que tenían solera, y no los números sobados y medio arrugados de Lobezno de una de las cajas.
A continuación siguió una apasionate y etílica ( o probablemente psicotrópica) discusión sobre el título de un disco de AIRON MAIDEN ( que por los datos yo creo que era el Maiden Japan) que el vendedor creía tener pero que los otros dos no encontraban por ningún lado.
Seguido de eso, se produjo una oferta de los dos interfectos para "conseguirle material chulo" y que, "en cuanto lo pillaran" se pasaban por allí.
Hubo, como no, pues estamos entre clásicos, referencias al ESTIN LOVIN YU de Scorpions y verdades como puños: " Los Metallica ahora no valen pa nada".
Lo más espectacular es que todo se desarrollaba entre paseos gesticulantes por medio de la tienda, consumo masivo de cigarros y llamadas de uno a otro lado cuando encontraban algo que merecía la pena.
Joder, eran los dos clientes más auténticos, macarras y toxicomano-delincuentes que había visto en mi vida. Y no como estos niñatos de ahora, que se van a jugar al Rol a su tienda especializada y luego a casa a estudiar para terminarse Empresariales.
Pero faltaba el broche de oro a todo esto.
En un momento dado el dependiente que estaba cuando habíamos llegado fue sustituido en su labor por el que, creo yo, era el dueño de la tienda.

Un señor con camisa granate, estilo solista de orquesta, con su correspondiente esclava en la muñeca, un buen par de sellos gordos como patatas en los dedos y una cadena dorada que haría palidecer al mismísimo M.A. ( el de ADLO! no, el otro).
¡ Dios, que sensación de estar dentro de una película de Alfredo Landa mezclada con un corto de Alex de la Iglesia nos entró!.
Hasta que no se fueron los otros dos no dejamos de ojear (ficticiamente) los tebeos de las cajas, porque el desgrane de perlas era continuo y, morbosamente, teníamos la esperanza de que alguno de ellos terminase marchándose al suelo ( si, lo se, somos unos capullos).
En fin, que la visita a La Bomba Records se saldó con el número 5 de Mutante-X y la ratificación de mi teoría acerca de que las estaciones de tren o autobús son los mejores lugares de cualquier ciudad para adentrarse en el apasionante submundo del frikismo.
Pero del de verdad.